Ejercicio, cerebro y audición: por qué mantenerse activo protege tu capacidad de escuchar
- Daniela Juarez

- hace 3 días
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Cuando hablamos de ejercicio, solemos pensar en fortalecer el corazón, mejorar la movilidad o mantener un peso saludable. Sin embargo, existe un beneficio menos conocido y profundamente relevante para los adultos mayores: el ejercicio también ayuda a proteger la audición. Lejos de ser solo un aspecto físico, escuchar bien depende de una compleja interacción entre el cuerpo, el cerebro y nuestros hábitos diarios. Y en esa ecuación, el movimiento juega un rol clave.
1. La audición no solo ocurre en los oídos: el cerebro lo hace posible
Cada sonido que escuchamos —una conversación, un timbre, el canto de un pájaro— debe ser interpretado por el cerebro. Con la edad, esta capacidad puede disminuir, especialmente si existe pérdida auditiva.
La actividad física regular estimula el flujo sanguíneo hacia el cerebro, lo que mantiene activas las áreas responsables de procesar el lenguaje y distinguir sonidos en ambientes ruidosos. En palabras simples: un cerebro activo escucha mejor.
Además, el ejercicio favorece la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse. Esto es especialmente importante en personas con pérdida auditiva, ya que el cerebro debe trabajar más para entender lo que escucha.
2. Ejercicio y circulación: el combustible de los oídos
El oído interno es extremadamente sensible a los cambios en la circulación sanguínea. Cuando el flujo es adecuado, las células encargadas de transformar las vibraciones en sonido —las células ciliadas— funcionan mejor y se mantienen saludables por más tiempo.
Diversos estudios muestran que los adultos mayores físicamente activos tienen menor riesgo de desarrollar pérdida auditiva súbita o progresiva. ¿La razón? La actividad física favorece la salud vascular, regula la presión arterial y mejora la oxigenación de las estructuras auditivas.
Actividades simples como caminar, bailar o nadar pueden hacer una gran diferencia.
3. Ejercicio contra el deterioro cognitivo asociado a la pérdida auditiva
La pérdida auditiva no tratada está vinculada al deterioro cognitivo y a un mayor riesgo de demencia. Esto ocurre porque cuando los oídos no transmiten la información de manera eficiente, el cerebro debe esforzarse mucho más para comprender el entorno, dejando menos recursos para otras funciones cognitivas.
El ejercicio es uno de los factores más protectores frente al deterioro cognitivo en adultos mayores. Ayuda a:
Mejorar memoria y atención.
Reducir inflamación y estrés.
Regular hormonas relacionadas con el bienestar.
Al integrar actividad física regular con un manejo adecuado de la audición (como chequeos anuales y uso de audífonos cuando corresponde), se potencia una protección integral del cerebro.
4. Mantenerse activo también mejora la comunicación
Hacer actividades físicas en grupo, como gimnasia suave, yoga, tai chi o caminatas, genera oportunidades para conversar, socializar y mantenerse mentalmente estimulado. Esto reduce el aislamiento, un factor que agrava tanto la pérdida auditiva como el deterioro cognitivo.
Además, al mejorar la condición física general, los adultos mayores se sienten con más energía, lo que favorece su participación en actividades sociales y familiares.
5. ¿Cómo comenzar de manera segura?
No se necesitan rutinas intensas para obtener beneficios. Lo importante es ser constante. Aquí algunas recomendaciones:
Caminar 20–30 minutos, 4 veces por semana.
Realizar ejercicios de equilibrio, esenciales para prevenir caídas.
Incorporar estiramientos para mejorar movilidad y disminuir tensión en cuello y espalda (zonas relacionadas con la audición funcional).
Elegir actividades placenteras, como bailar, nadar o practicar yoga suave.
Consultar al médico si existen condiciones de salud que requieran adaptación del ejercicio.
Cuidar la audición es cuidar el cerebro, y cuidar el cerebro implica mantenerse activo. El ejercicio no solo ayuda al cuerpo: protege nuestra capacidad de comunicarnos, conectarnos y mantenernos presentes en cada conversación.
Incorporar movimiento en la vida diaria es una de las formas más simples y poderosas de preservar la audición y promover un envejecimiento saludable y pleno.





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