Contaminación acústica: el ruido invisible del verano
- Bastián Castillo

- 1 nov
- 2 Min. de lectura
Con la llegada del verano, las playas, conciertos al aire libre y eventos masivos se convierten en espacios llenos de vida, música y alegría. Sin embargo, detrás de esto también se esconde un riesgo silencioso para nuestra salud auditiva: la contaminación acústica.
¿Qué es la contaminación acústica?
Esto se refiere a la exposición continua o intensa a sonidos superiores a los 70 decibelios (dB), que es el límite seguro recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Durante el verano, los niveles de ruido pueden superar fácilmente los 90–110 dB, especialmente en:
Conciertos, festivales en la playa, altavoces portátiles a volumen elevado, motores de motos acuáticas, lanchas o vehículos que uno pueda arrendar o incluso en bares, discotecas o locales con música amplificada.
¿Cómo afecta a nuestra audición?
El exceso de ruido daña las células ciliadas del oído interno, responsables de transformar las vibraciones sonoras en señales eléctricas para el cerebro. Cuando estas células se destruyen, no se regeneran, lo que puede causar: Pérdida auditiva temporal o permanente, zumbidos o acúfenos (Tinnitus), Hipersensibilidad al sonido o incluso dificultades para entender conversaciones en ambientes ruidosos.
Incluso una sola exposición prolongada a ruidos fuertes puede producir daño irreversible y aunque muchas veces los síntomas desaparecen al día siguiente, las micro lesiones se suelen acumular con el tiempo, acelerando así la pérdida auditiva y esta se suma al daño auditivo relacionados con la edad.
Por lo general, estos eventos se suelen dar en espacios abiertos y las personas subestiman el riesgo, pensando que el sonido se disipa, pero los niveles de presión sonora pueden ser igualmente dañinos, sobre todo si estamos cerca de la fuente de ruido.
Consejos para proteger tu audición este verano:
1) Mantén distancia del sonido: aléjate de los parlantes o escenarios al menos 10 metros.
2) Usa tapones auditivos especiales (de silicona o espuma con filtro acústico) durante conciertos o fiestas.
3) Evita el uso prolongado de audífonos personales a volumen alto. Mantén el nivel por debajo del 60% y no los uses más de 60 minutos seguidos.
4) Descansa tus oídos: busca espacios tranquilos cada cierto tiempo para permitir que el sistema auditivo se recupere.
5) Hidrátate y duerme bien: el cansancio y la deshidratación aumentan la sensibilidad al ruido.
6) Revisa tu audición periódicamente, sobre todo si notas pitidos o sensación de oído tapado después de un evento.
7) Cuida la audición infantil, ya que, si bien uno puede estar expuesto a ruidos, por lo general también exponemos a nuestros hijos, nietos o menores de edad a esto, provocando también en ellos un daño auditivo.
En resumen
El verano nos invita a disfrutar, pero también a ser responsables con nuestra salud auditiva. La contaminación acústica es un enemigo silencioso, y prevenir su impacto depende de pequeñas decisiones conscientes.
Prevenir es sencillo, solo debemos mantener distancia, utilizar protección auditiva en caso que nos expongamos durante mucho tiempo a altos niveles de ruido y dar tiempo a nuestros oídos para poder descansar.





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