Nuestro cuerpo va presentando cambios fisiológicos producto del envejecimiento natural, estos los podemos apreciar en la elasticidad de nuestra piel, la pérdida de masa muscular, dificultades motrices, disminución de la visión, pérdida de la audición, etc.
En el caso de la pérdida auditiva el envejecimiento como la exposición a ruidos, infecciones reiteradas en los oídos, golpes, etc., pueden originar su deterioro, pero la intervención precoz será lo que marcará la diferencia en su avance.
Adaptarse a una prótesis auditiva, como un audífono para sordera, no es tarea sencilla, puesto que muchos tienen dificultades para aprender a usarlos y/o acostumbrarse a escuchar todos los sonidos del ambiente.
De hecho, una de las preguntas que se repiten en la consulta es ¿por qué me pueden molestar algunos sonidos cuando uso un audífono nuevo? Debemos entender que nuestro cerebro lleva años sin poder escuchar determinados sonidos, por lo tanto, con los audífonos está atento y alerta a cualquier estímulo sonoro, sin filtrar aquellos que son importantes o cuales no son una amenaza.
Existe la teoría de que los cambios fisiológicos inciden en que nos puedan molestar los ruidos y esto es el llamado reclutamiento, ¿De qué trata? Bueno pues, esto nos indica que en algunas hipoacusias o pérdidas auditivas las células encargadas de la audición se encuentran dañadas, generando que la persona tenga una reacción exagerada respecto a los sonidos de alta intensidad. Es por esta razón que al utilizar audífonos esto incrementa y genera molestia.
Sin embargo, esta molestia es bastante subjetiva, ya que hay pacientes que nunca sea han quejado de esto, así como hay otros que lo sienten todo el tiempo o en determinados lugares. Vale la pena mencionar que esta situación se relaciona con el grado de pérdida auditiva, la edad y la cantidad de horas al día que lo use.
Ahora, ¿Qué podemos hacer? Si no ha sido fácil acostumbrarse al uso de los audífonos porque nos molesta el ruido ambiental, lo que podemos hacer es empezar a usar los audífonos en ambientes tranquilos sin mucho ruido ambiental para que nuestro cerebro comience a reaprender, conocer y asociar lo que escuchamos, por ejemplo, sonidos tan sencillos como su voz, los pasos al caminar, ruidos del refrigerador, un timbre, una bolsa, el rose de una parka, etc.
Una vez nos acostumbramos a escuchar e identificar esos sonidos, podemos incrementar el uso de ellos e ir probando poco a poco su uso en lugares con más ruido ambiental, aunque es importante que si el sonido es molesto podemos ayudarnos bajando el volumen de los audífonos y obviamente asistir a los controles para que el fonoaudiólogo pueda hacer ciertas adaptaciones para así disminuir la incomodidad lo máximo posible.
Finalmente, debemos entender que la única forma que nos adaptemos a ellos es a través del uso diario e informando al profesional para que nos ayude a mejorar lo que nos incomoda. Por esta razón, en los Centros Auditivos de IRV otorgamos 3 controles posteriores a la adquisición del audífono para sordera, instancias que tienen como objetivo adaptarle el audífono y resolver todas sus inquietudes.
Por último, queremos recordarle que en nuestra institución usted posee un chequeo auditivo sin costo alguno si tiene 55 años o más: si tiene dudas, acérquese y no se haga esperar para tener una calidad de vida mucho mejor.
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