"Quiero decir que se puede, con fuerza e interés, se puede": Alberto y su inclusión laboral IRV
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"Quiero decir que se puede, con fuerza e interés, se puede": Alberto y su inclusión laboral IRV

"Hace 22 años tengo esta discapacidad. A los 17 años me enfermé. Ha sido un camino bastante duro y difícil, porque al principio cuesta harto que los medicamentos no causen efectos secundarios. Ahora la cosa ya ha cambiado porque son muy pocos los efectos secundarios", comenta Alberto Cubillos Reyes de 40 años.

Él es usuario del área de inclusión laboral (AIL) de IRV, iniciativa que lo ayudó a encontrar trabajo como Auxiliar de Aseo de Áreas Públicas para el hotel Holiday Inn ubicado en Pudahuel de la empresa Talbot Hotel, puesto que ocupa desde fines de mayo del presente año.

Él es Alberto Cubillos. El protagonista de esta entrevista. Por normas sanitarias de su lugar de trabajo, no pudo sacarse la mascarilla.


Hoy queremos presentarte su historia, una que, como él mismo ha señalado, no ha sido fácil. Alberto recuerda: "El cuarto medio me tocaba hacerlo el 2000 y no pude hacerlo porque estaba muy mal y lo hice al otro año. Después me inscribí en un instituto para trabajar como técnico paramédico y no resultó porque las personas que eran profes, las docentes, eran enfermeras y supieron lo que yo tenía y me empezaron a hacer la cama porque yo no servía para esto. No terminé esa carrera".


"Fue para mejor -continúa él-, porque después de eso empecé a ir a una cosa que se llama hospital diurno donde hay psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, de todo. Era muy bueno. Entonces ahí estuve yendo hasta el 2005 más o menos. Después se acabó. Fue súper bueno haber pasado por ahí, porque encontré mi primer trabajo que fue como jardinero".



DE ESTAR SOLO Y AISLADO A LA CONVERSACIÓN DIARIA CON LOS COMPAÑEROS

Ha pasado bastante tiempo desde ese primer trabajo para Alberto. Hoy, como se señaló anteriormente, se dedica al área de limpieza en un hotel, donde tiene que llevar a cabo: "Limpieza total. Por ejemplo, barrer y trapear pasillos, lavar baños, espejos, puertas de vidrios, barrer el restorán del edificio, limpiar ascensores", explica él.


Llegó a este puesto gracias al AIL, pero sería injusto solo acreditarlo como un logro institucional cuando en realidad Alberto es una de esas personas persistentes: "Bueno, a mí me gusta mucho el trabajo, así que uno lo busca. Al principio igual se me hizo difícil, porque me cambió la vida, yo nunca había trabajado en un lugar sin personas con discapacidad. Tuve que adecuarme bastante a la situación".

"Muy bueno, me ayudó tremendamente. Ustedes fueron los que me consiguieron este trabajo y me cambiaron la vida, porque yo antes me sentía que no servía para nada y me di cuenta que realmente sí sirvo para algo".

"Por ejemplo -dice Alberto- tener más conversación con gente que uno no conoce, porque yo estaba muy solo, aislado. Y ahora ya no, porque he conocido a mucha gente, me he hecho amigo de mucha gente y yo a todas las personas las hablo, las saludo. Cuando me estoy vistiendo llegan otras personas que trabajan ahí en el edificio o en el restorán o en el casino y ahí uno va conversando ´Cómo te va, qué has hecho”´ Es una cosa distendida".


Una buena muestra del ánimo que tiene Alberto es su buena disposición a realizar tareas que quizá a otras personas no les agradan o prefieren evitar. Limpiar baños, que es una de sus asignaciones, no es tarea fácil, pero él dice que: "Todo me gusta. No le hago el quite a nada".


"Por ejemplo, a veces me toca limpiar baños muy cochinos y lo hago y no me da flojera, ni ninguna cosa. Estoy casi todos los días luchando contra el reloj, porque se intenta hacer lo que más se pueda en el día, por ejemplo, mantener los baños brillantes, limpios, sobre todo los que ocupan los pasajeros al hotel, tener los pasillos limpios, para que el turista vuelva y le gusta el hotel".

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas en el trabajo, porque los desafíos son inevitables. Según explica él, su principal complicación pasa con algunos pocos compañeros que son "muy pesados" y otros que no realizan sus tareas al nivel que Alberto espera: "Uno les pregunta, por ejemplo, ´¿Hiciste el baño?´ Sí, lo hice, te dicen, uno va a revisar y está mal hecho. Entonces hay situaciones en las que uno pasa rabia...Tengo que yo hacer la pega que no me corresponde y la de ellos".


A pesar de esto, a él le gustaría aprender más de su oficio y continuar instruyéndose: "Bueno todo lo que pueda aprender es bienvenido, pero como estoy yo ahora, estoy cómodo. No tengo ni ideas ni deseos de dejar de trabajar en el lugar, a no ser que me despidieran, jaja, pero no creo".


USTEDES FUERON LOS QUE ME CONSIGUIERON ESTE TRABAJO Y ME CAMBIARON LA VIDA

Hemos hablado en otras notas que trabajar va mucha más allá de una mera ocupación y de un salario asociado. Tiene que ver con independencia y con la perspectiva de autoestima también. Este es el caso de Alberto quien dice que su actual puesto laboral le ha aportado considerablemente, porque "me hizo ser una persona totalmente autónoma".


"Andar en metro, micro solo, ubicarse, las calles, ubicarse en las estaciones del metro, es lo que le digo, la relación jefe-trabajador, con los compañeros, muchas cosas".


Ciertamente, en el proceso de inclusión laboral participan varios actores, como los preparadores laborales. Esto es lo que hizo y ha hecho Indira Barrera, Terapeuta Ocupacional de IRV, por Alberto.

"Para que se sientan integrados o algo, porque yo veo a las PcD y toda la gente normal piensa que uno no es capaz de nada, y es al revés, solamente que hay que ponerle empeño, fuerza, muchas cosas".

"Muy bueno, me ayudó tremendamente. Ustedes fueron los que me consiguieron este trabajo y me cambiaron la vida, porque yo antes me sentía que no servía para nada y me di cuenta que realmente sí sirvo para algo. Ha sido muy importante para mí. Muy agradecido de todos ustedes, de los muchachos de la OMIL, de ustedes como ONG, porque me dieron la oportunidad buena, la agarré, la tomé y funcionó. Por ahí dicen que las oportunidades están volando y hay que pescarlas. Si cae algo bueno, hay que pescarlo", declara Alberto.


De hecho, él recuerda que Indira fue la primera que lo contactó y que le hizo una entrevista. Después empezaron a buscar trabajo y lo "primero que salió fue un preuniversitario. No resultó, porque era muy poco dinero y muchas horas de trabajo, pero después justo llegó esta cosa del HOTEL TALBOT. Estos hoteles existen en casi todo América. Es una cosa grande, un conglomerado", rememora él.


LA INVITACIÓN DE ALBERTO A LAS PCD: "PARA QUE LES CAMBIE LA VIDA, PARA QUE VEAN CÓMO ES REALMENTE EL MUNDO"

Para Alberto las barreras actitudinales entorno a la inclusión laboral tienen un fuerte componente personal, es decir, si uno como PcD se limita de trabajar es muy probable que no funcione. Las ganas son fundamentales.


"Yo diría que es más la misma PcD que se resta de insertarse en la sociedad -dice Alberto-. Como que a veces no quieren amoldarse a lo que la sociedad les está pidiendo y se quedan, se quedan y se van quedando. Porque yo tengo amigos que tienen la misma edad y no están ni ahí con trabajar, solo vivir toda su vida a costa de la pensión que tienen, que no sirve de nada esa pensión…entonces, es un esfuerzo grande, muy grande".


"Por ejemplo, yo me he sentido mal a veces debido a mi discapacidad, pero yo dije que no voy a claudicar y voy a seguir, hasta que llegó el momento de que le agarré el hilo al trabajo. Y ya el tema no se presenta, porque tengo otros compañeros y amigos que también tienen crisis y lo primero que atinan es a encerrarse, no salir, no enfrentar el mal momento, yo a veces pienso que va en la persona, que no quiere salir del hoyo en el que está. No hace esfuerzo por mejorar"., termina por comentar él.

La iniciativa o motivación de Alberto va más allá de una mera ocupación, significa ganarle a la vida en una cierta forma. Su discurso toma aún más fuerza cuando señala que es importante participar en proceso de inclusión laboral: "Para que les cambie la vida, para que vean cómo es realmente el mundo".



Alberto junto a compañeros de trabajo del hotel.


También: "Para que se sientan integrados o algo, porque yo veo a las PcD y toda la gente normal piensa que uno no es capaz de nada, y es al revés, solamente que hay que ponerle empeño, fuerza, muchas cosas".


"Siempre las personas con mi enfermedad se van quedando y no hacen esfuerzos y para estas cosas lo principal es el esfuerzo, la capacidad de seguir adelante, de nunca claudicar, de perder las ganas de trabajar, agradecer cada día que tengo un trabajo que es fijo y que me gusta. Va mucho en la persona porque si esta tiene deseos de trabajar, le va a dar lo mismo y va a trabajar, pero como hay muchos quedados, no hacen mayor esfuerzo por conseguir un trabajo o algo así".


"Quiero decir que se puede, uno con fuerza e interés, se puede. Se puede manejar la situación y se puede trabajar. Y amoldarse uno a la situación, no que la gente se amolde a ti".


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