El trabajo es una ocupación de suma importancia en la vida de todas las personas: es mucho más que recibir una remuneración por lo que hacemos, es sentirnos realizados, tener crecimiento personal en el ámbito profesional y poder conseguir nuestras metas.
Todos queremos encontrar un trabajo que nos guste y las personas con discapacidad no son la excepción a esto. Un trabajo digno y adecuado para cada quien, será un medio fundamental para conseguir un mayor grado de autonomía personal y además favorecerá la inclusión social.
Cuando una persona con discapacidad comienza la búsqueda de un trabajo y luego consigue acceder a un puesto, la familia es un pilar esencial para que este proceso sea exitoso, pues aporta motivación, contención y fortalece la autonomía de la persona.
Suelen existir muchas preocupaciones, miedos y aprehensiones al iniciar este camino, ya que la familia se siente responsable del bienestar de la persona con discapacidad; el apoyo del entorno cercano será indispensable, sin embargo, también debemos cuidarnos de la sobreprotección, ya que esto influirá directamente en el desarrollo del potencial cuando se ingrese al mundo laboral.
Otra actitud que dificulta el proceso de inclusión es subestimar las capacidades de nuestro familiar con discapacidad. Si ponemos un límite previo, sin vivir la experiencia, pensando que la persona no podrá aprender más allá de eso o que no podría desempeñarse en ciertas tareas, nos quedaremos con la idea que eso es una certeza, sin dejarle averiguar por sus propios medios si es capaz, Indira Barrera, Terapeuta Ocupacional.
Nunca está demás recordar que las personas con discapacidad (PcD) son sujetos de derecho, con la capacidad para trabajar, ser productivos y convertirse en proveedores de ingresos. Es en el hogar donde solemos aprender pautas de convivencia y habilidades blandas que pondremos en práctica durante nuestra vida. Es por esto que la familia sirve de guía y acompañante para que la PcD alcance, si es posible, su autonomía plena.
Existen algunos factores en las familias que permitirán a las PcD tener una inclusión laboral exitosa. Algunas de estas actitudes son:
1.- Tener un estilo educativo no sobreprotector
2.- Normalizar la discapacidad en el entorno familiar
3.- Creer en la autodeterminación de la persona con discapacidad
4.- Reconocer la importancia del autoestima y autoconfianza
5.- Establecer expectativas realistas ante un puesto de trabajo, tanto por parte de la persona con discapacidad, como por parte de su familia
6.- Permitir que asuma la responsabilidad de sus propias acciones, tanto éxitos como fracasos
7.- Mostrar respeto ante las motivaciones e intereses de la persona
8.- Alentar a la hora de adquirir y mantener el compromiso de trabajar
9.- No anteponer los intereses familiares a los de la persona
10.- Fomentar la autonomía personal y doméstica, además de la laboral
Por otra parte, existen ciertas actitudes de las familias que pueden obstaculizar el proceso. Por ejemplo, la sobreprotección puede limitar la toma de decisiones, exploración y autodescubrimiento de una persona; si se le permite equivocarse y experimentar las consecuencias de sus decisiones, ya sean positivas o negativas, se transformarán en aprendizajes para situaciones futuras.
La infantilización también es un punto con el que hay que tener cuidado, ya que al hablar de inclusión laboral estamos hablando de una persona adulta, en edad productiva, por lo tanto, será importante considerar y potenciar la calidad de adulto de la persona, reconocer que puede y debe decidir sobre su propia vida, intereses y prioridades.
La sobreprotección y la infantilización van de la mano con limitar la participación. Esto generará que la persona no viva experiencias que le serán nutritivas a lo largo de su vida. Todos nos hemos equivocado en alguna ocasión y esto nos llevó a aprender las consecuencias de ciertas acciones, es importante no privar a nuestro familiar con discapacidad de esas experiencias.
Otra actitud que dificulta el proceso de inclusión es subestimar las capacidades de nuestro familiar con discapacidad. Si ponemos un límite previo, sin vivir la experiencia, pensando que la persona no podrá aprender más allá de eso o que no podría desempeñarse en ciertas tareas, nos quedaremos con la idea que eso es una certeza, sin dejarle averiguar por sus propios medios si es capaz.
EL MUNDO ESTÁ AHÍ FUERA ESPERÁNDOLOS
Es importante mencionar, que gracias a la ley 21.015, las personas con discapacidad hoy en día tienen más posibilidades de acceder, mantenerse y crecer en el mundo laboral. Esto significa un resguardo importante para la preocupación de las familias que solía estar orientada al miedo sobre si la persona con discapacidad podría enfrentarse a algún tipo de discriminación, ya sea para acceder a un trabajo, o desde la remuneración en un cargo, y esta ley indica de manera explícita que esto no puede ocurrir, otorgando también mayor tranquilidad en ese ámbito.
Existen distintas acciones que podemos realizar como familia de una persona con discapacidad para involucrarnos en el proceso de inclusión laboral y ser un aporte. En primer lugar, debemos considerar que la autonomía e independencia son componentes transversales en la vida de una persona, teniendo siempre en cuenta que sean acorde a la edad del individuo. Fomentar estas actitudes le permitirá a nuestro familiar con discapacidad poder tomar decisiones sobre su vida, ya sea relacionado al trabajo como a cualquier otro ámbito.
Es importante alentar la persecución de metas, apoyar e impulsar su autonomía como un camino para conseguir lo que se propongan lograr a futuro.
El rol de las familias irá cambiando con el tiempo, los apoyos se van ajustando para que así la persona pueda alcanzar el grado máximo de autonomía e independencia. En la medida que una persona con discapacidad logra independizarse, la familia también crece, adquiere procesos de autonomía familiar y también puede mejorar la situación económica de la familia.
El esfuerzo y compromiso de todos los actores necesarios en el proceso de búsqueda, obtención, mantención y crecimiento en el empleo, hace que la inclusión laboral sea posible.
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