Escuchar para conectar: la audición como herramienta para mantener la autoestima y la identidad

Desde el primer momento en que un bebé reacciona al sonido de la voz de su madre, comienza una relación íntima entre la audición y la identidad. Oír no es simplemente captar vibraciones en el aire, sino que también es una conexión que tenemos hacia los demás y cuando esta se deteriora, se debilita aquello, afectando nuestra calidad de vida y bienestar emocional.

Por lo tanto, la capacidad auditiva nos permite integrarnos en conversaciones, percibir matices emocionales en la voz ajena y sentirnos aceptados en los grupos que conformamos.

Cuando el sonido se apaga: identidad y autoestima

La pérdida auditiva, especialmente cuando aparece de manera progresiva, puede alterar profundamente la forma en que una persona se percibe a sí misma. Quien deja de oír con claridad, muchas veces comienza a evitar reuniones, siente frustración al no poder seguir conversaciones y desarrolla una sensación de aislamiento.

Además, la reducción de la estimulación sonora también puede modificar la manera en que el cerebro procesa la información social. Es decir, cuando oímos menos, no solo perdemos información acústica, también perdemos interacción, y con ello parte de nuestra identidad social.

Dentro de la consulta, vemos con frecuencia a usuarios que llegan diciendo “siento que los demás me excluyen” o “ya no puedo hacer cosas por mí mismo, ya no me siento igual que antes”, y es que, si bien la pérdida auditiva afecta a nuestra interacción social, también genera un impacto psicológico en las personas. De ahí la importancia de intervenir tempranamente, no solo para recuperar la audición, sino para preservar la autoestima y la conexión con el entorno.

No basta con tan solo escuchar

No basta con oír sonidos; debemos interpretar, filtrar, reconocer la intención comunicativa y esto es un proceso cerebral complejo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que la hipoacusia no tratada es uno de los principales factores de riesgo para el aislamiento social y la depresión en personas mayores. Pero lo más relevante es que el uso de audífonos o implantes cocleares no solo mejora la comunicación: también restablece el sentido de pertenencia. Muchos usuarios describen la experiencia de volver a oír como “volver a la vida”. En ese redescubrimiento del sonido, recuperan su autoestima, su seguridad y su rol dentro de su comunidad.

Conclusión

Cuidar la audición es cuidar la identidad. La conexión que establecemos con el mundo sonoro define nuestra autoestima, nuestra capacidad de pertenecer y nuestra percepción de nosotros mismos. Por ello, la prevención, la detección temprana y la rehabilitación auditiva deben considerarse no sólo intervenciones médicas, sino también estrategias de salud emocional y social.

Por lo tanto, es importante realizar chequeos auditivos periódicos, ya que cuanto antes se detecte un daño auditivo, mejor será el pronóstico. Además, en caso de utilizar ayudas auditivas, utilizarlas diariamente y no solo en situaciones sociales, así nuestro cerebro comienza a trabajar a la par con nuestro sistema auditivo, evitando mayor daño auditivo o incluso un aumento en el deterioro cognitivo.