Sobre la realidad de la Inclusión Laboral y las mujeres con discapacidad.
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Sobre la realidad de la Inclusión Laboral y las mujeres con discapacidad.


Ya se han cumplido 2 años desde el día que entró en vigencia la Ley de Inclusión Laboral 21.015 (01 abril 2018) que incentiva la cuota de contratación de personas con discapacidad. En primera instancia se sumaron las empresas de 200 o más trabajadores. Luego, en 2019, las empresas entre 100 y 199 trabajadores.



Durante el segundo semestre del año pasado, el Ministerio del Trabajo y Previsión Social entregó cifras estadísticas, en donde señaló que el 92, 6% de las empresas habían cumplido con las medidas de la Ley de Inclusión. Cifras que pueden ser muy favorables para las personas con discapacidad. Sin embargo, en los datos contenidos en el informe de la Dirección de Trabajo, revela que en nuestro país hay 4.277 hombres con discapacidad que tienen un contrato laboral, mientras que esta cifra se reduce casi a la mitad en el caso de las mujeres, que son 2.240 las que cuentan con un contrato de trabajo. Al analizar estos números podemos evidenciar la brecha laboral entre hombres y mujeres, y como esto aún más se replica en personas con discapacidad. Las mujeres que viven con alguna discapacidad componen alrededor del 60% del universo de personas con discapacidad a nivel país. Por esto, la inequidad en el acceso al empleo s deudas pendientes que tenemos, el balance de género en el mercado laboral.



En el mundo laboral el aporte de las mujeres en las empresas permite obtener una visión más compleja, innovadora y transformadora. Es complementario al de los hombres. Por lo mismo, la sociedad en su conjunto de comprometerse en educar acerca de la importancia del balance de género de mujeres con discapacidad, conociendo la la realidad que viven, promoviendo su inserción en el mundo laboral.



Es importante plantearnos el desafío de contribuir a diario, a través de la enseñanza, a hacer de la inclusión de personas con discapacidad parte de nuestra cotidianidad y entorno, en donde las capacidades y aptitudes de las personas sean el único diferencial importante. Sin importar su condición. Esto debe generarse a través de un ambiente colectivo y corporativo, en donde la discapacidad, con sus distintos tipos y grados, no sean impedimento para la realización personal, laboral y profesional.



Para finalizar, acotar que la inclusión laboral brindará a las empresas una oportunidad para desarrollar equipos de trabajo consolidados, crear una potencia laboral comprometida. Por lo que es fundamental seguir trabajando y aportando, para que la equidad de género, la diversidad y la inclusión sean parte del día a día de las empresas en nuestro país.


Autora Josselyn Aldunce, Fonoaudióloga Preparadora Laboral Programa de Inclusión Laboral IRV

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