Comúnmente asociamos la condición de discapacidad a situaciones que impiden un “normal” funcionamiento de acciones cotidianas, afectando el nivel de vida del individuo. En este contexto, se piensa que lo lógico es que esta persona se quedara en su zona de comfort, en donde se disminuyan al máximo las posibilidades de verse enfrentado a alguna dificultad u obstáculo. Pero ¿qué sucede cuando a esta condición (más común de lo que se cree en las familias) se suman variables como falta de educación, vivienda, seguridad social o desinformación? Lo más probable es que el núcleo se mantenga asociado la condición de vulnerabilidad o riesgo social, escenario que podría derivar en el impedimento del desarrollo de las capacidades de cualquiera de sus integrantes.
Ante esta situación debemos buscar opciones que les permitan derribar barreras que limitan su participación en igualdad de condiciones frente a los demás. Una de ellas es entregar información precisa y necesaria hacía "ustedes", nuestros usuarios, para resolver sus dudas (y no les genere más) y vaya en pro de su mejora en la calidad de vida. En este caso tenemos la obligación de notificarlos sobre la gestación de políticas públicas, que permitirán mejorar su nivel de vida o de cualquier otra familia que cuente con algún integrante en situación de discapacidad.
Claro y reciente ejemplo es la Ley de Inclusión Laboral 21.015, que tiene como finalidad de promover una inclusión laboral de PcD tanto en empresas privadas como públicas. En este marco, todos quienes puedan acreditar su condición de PcD, mayores de 18 años y tenga ganas de cambiar su realidad a través del trabajo, puede informarse con nosotros sobre ella. Podrá además obtener herramientas mediante un proceso de capacitación, el cual servirá para enfrentarse de forma óptima al ámbito laboral, el que estará amparado por nuestro equipo. Así vamos simplificando problemáticas, despejando dudas y de paso, abriendo caminos a las familias chilenas.
Autor Dayan Muñoz