La pérdida auditiva en las personas genera inseguridad, vergüenza y miedo de comunicarse. Esta situación genera muchas veces aislamiento social y una falta de motivación en participar en actividades familiares, sociales y laborales.
Bajo este contexto, se produce una reducción de la estimulación cognitiva, que desde una perspectiva psicológica puede traer graves consecuencias para la salud psíquica y aumentar el riesgo de depresión en las personas con sordera.
Es por esta razón que, como profesionales de salud audiológica promovemos con alto énfasis el diagnóstico precoz y tratamiento oportuno de la pérdida auditiva o hipoacusia. Ya que mejorar la condición de salud auditiva de las personas con problemas para escuchar, facilita la comunicación, la participación social, como también, puede ser un factor clave disminuir la aparición de enfermedades psicológicas.