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Tomás Alcaíno

Isabel Álvarez: "No solo tratan la parte física, sino que el corazón y el alma a uno".

Existen personas que al conocerlas nos preguntamos: "¿Cómo lo hace?, ¿Cómo logra sobrellevar tal situación?". Isabel Álvarez Torres conforma parte de este grupo de individuos, que nos dejan con la boca cerrada cuando relatan su vida, infundiéndonos un profundo respeto. Es imposible no sentir empatía cuando la entrega de alguien es total, como el caso de Álvarez. Más aun: es altamente probable que luego de pasar por esta entrevista tengas otra perspectiva que te permita valorizar aspectos, como tu capacidad de movimiento, que quizá antes ni siquiera considerabas.


Isabel es una viñamarina dueña de casa que está 100% dedicada al cuidado de su esposo, Manuel Núñez Ortiz (60). Él es beneficiario del Área de Rehabilitación Comunitaria (ARC) del IRV, pues, al momento de iniciar la terapia, se encontraba en calidad de postrado producto de un accidente cerebrovascular (ACV). El recuerdo, pese a lo doloroso que puede llegar a ser, es sumamente exacto por parte de Isabel:


- Mi esposo hace 2 años sufrió un ACV y quedó en calidad de postrado. Su lado derecho no funcionaba nada. Nosotros quedamos en terapia, y cuando empezó lo de la pandemia suspendieron todo. Mi esposo empezó a atrofiarse a querer siempre quedarse en la cama, porque le dolía mucho su pierna. Tenía absolutamente recogido la pierna y el brazo. El brazo no lo despegaba, teníamos que hacer mucho para poder levantárselo, y la pierna la tenía absolutamente doblada, tanto así que yo le ponía unos pesos en la noche para ver si se le estiraba su piernita. Y a raíz de eso, empecé a buscar y encontré la publicación y llamé. Y vinieron a verlo, a evaluarlo (Del IRV).


Isabel no solo habla por él, sino también por ella, porque la enfermedad los ha tocado de distinta forma a los dos:

- (...) Pero por eso obviamente él no puede hablar, aparte de tener problemas de movilidad, tiene problemas de comunicación porque él no habla él balbucea. Dice palabras. Obviamente con el tiempo hemos ido logrando palabras, pero tampoco tenemos la seguridad de que entienda todo perfectamente. Por eso generalmente, todo lo que hay que hacer con él soy yo la que respondo.


A raíz de esta situación, Isabel tomó contacto con el IRV, específicamente con el ARC y su programa de atención kinesiológica a domicilio, una iniciativa que ha podido colaborar tremendamente en la vida de ella y de Manuel.


UNA NUEVA VIDA

Corría el año 2010. Manuel trabajaba como aseador en un edificio ubicado en Viña del Mar, cuando súbitamente uno de esos días sufrió un ACV que fue isquémico. No tuvo daño físico, pero de todas formas inició una breve terapia. Según rememora Isabel, esto se debió a que él tenía hipertensión, enfermedad que a su vez fue descubierta por exámenes efectuados a raíz de otra: artritis reactiva. Pero hubo un problema:


- Él hace muchos años que sufre de hipertensión. Se la descubrieron a raíz de una enfermedad de base que él tiene, una artritis reactiva. Ahí le descubrieron una hipertensión que la verdad es que fue súper mal tratada no por los médicos sino que por él. Él se tomó los medicamentos mientras nosotros se los dábamos, pero ya obviamente cuando nos cansamos porque él siempre ponía ´peros´ y todo, lo dejamos ahí con los medicamentos. Y no se los tomaba entonces le vino el primer accidente cerebrovascular que fue isquémico. Y ahí estuvo un año en terapia pero no sufrió daño físico. Esto fue en el 2010 y en el 2019 sufrió el segundo accidente cerebrovascular y ahí ya quedó muy mal. Ahí quedó en calidad de postrado.


Si la gente tiene la posibilidad y la necesidad de atenderse con ustedes como ONG que lo hagan porque es maravilloso, porque no solo tratan la parte física, sino que son capaces de tratarle el corazón y el alma a uno, Isabel Álvarez.

Sin embargo, esto sería solo el comienzo, porque una vez que Manuel vuelve a casa se da inicio a toda una nueva y dura etapa, que es el cuidado diario. Ahí es cuando Isabel decide volcarse totalmente a ocuparse de él, donde dice haber recibido apoyo, fundamentalmente al principio, y donde marca los límites sanitarios para las visitas producto del riesgo de contagio de COVID:


- El apoyo siempre está en la primera etapa, cuando él estuvo mal y grave, como que siempre ha estado, pero después ya llega a la casa la gente cree que él se mejoró. Y la verdad es que no es así porque ahí es donde empieza la etapa más dura. Y bueno, yo decidí dedicarme a cuidarlo. Y así ha sido hasta ahora. Obviamente que con hartos problemas. Por esto de la pandemia visitas no le permito yo porque me he preocupado tanto de su estado que aún no voy a permitir que porque él reciba visitas se contagie de algo. Entonces igual he sido un poco hermética en ese sentido.

El absoluto compromiso de Isabel como cuidadora implicó suspender otras actividades de su vida, como por ejemplo, trabajar como peluquera -su profesión- y en una empresa de eventos, la que según detalló, estuvo afectada también por la pandemia. De todas formas, ella se las ingenió para adquirir una fuente de ingreso y ahora realiza costuras, corta el pelo, vende tortas y pasteles, "hago lo que puedo en realidad", termina por enumerar.


Es que no es para menos, porque: "Es que no tengo otra opción, porque a él solo yo no lo puedo dejar. Y tampoco quiero dejarlo solo y tenemos que tener algún ingreso. No es de gran aporte pero bueno, es lo que hay".


UNA FAMILIA POR UNA CAUSA


"Al principio mi marido no quería nada". Así fue el comienzo de la terapia de Manuel según nos cuenta Isabel. Y es que los meses en cama no le jugaron a favor; deterioraron sus músculos. De todas formas, su situación hubiese sido peor, si no intervenía ella:

- (…) yo todos los días lo levantaba, quisiera él o no quisiera, porque yo siempre le dije, ´yo no voy a dejar que te quedes tirado en una cama´. Pero yo no sabía hacerle ejercicios, nada más que estirarle su pierna, tratar de ponerle pesos para que no la recogiera más de lo que ya la tenía. Y bueno, cuando llegó no fue fácil. Ni para Felipe (Coordinador y kinesiólogo del ARC) ni para mi marido.


Así fue. Tomó tiempo, pero no tanto por falta de motivación, sino por el dolor corporal que involucraba retomar el movimiento. Fueron semanas para poder estirar su rodilla y que empezara a despegar su brazo, y otro periodo más para que pudiera comer solo sin problemas. Actualmente, Manuel tiene espasmos en un brazo, pero "en sí y todo, se maneja súper bien, todo gracias a la terapia", indica Isabel.

"Yo si tengo algo que decir es como: yo le debo el 80% de la recuperación digamos de lo que ha logrado mi marido, lo ha logrado por el apoyo de ellos (IRV), por su atención", Isabel Álvarez.

Además del servicio de rehabilitación IRV, Manuel e Isabel también cuentan con dos pilares esenciales, sus dos hijas, "una que ya está casada y que está fuera de la casa. Y la otra que es la menor que tiene 23 años que vive conmigo", expresa ella. Álvarez puntualiza que los apoyos que brindan ambas son diferentes y que se complementan:


- Si me preguntas quién ha sido mi red de apoyo han sido las dos, pero en distintas formas. Porque por ejemplo, la que no está aquí me apoya en todo lo que es pedirme el súper, trámites. Cuando viene a visitarme presta ayuda física. Trata de estar todo el día y ayudar en llevarlo al baño, dejarlo acostado.


Han sido momentos difíciles para la familia, pues hace poco tiempo la madre de Isabel falleció, por lo que el apoyo de su hija menor era fundamental para que cuidara a su padre mientras ella la visitaba: "Porque aparte de todo yo tenía a mi mamá con un cáncer terminal y para poder ir a verla que era mi máxima angustia; tenía que tener quien lo cuidara mientras yo no estaba. Me arrancaba un par de horas para verla y ahí se quedaba mi hija chica en el horario en el que ella no trabaja".


Sin este soporte todo el panorama se vería demasiado complicado. Al final la colaboración entre el grupo familiar ha permitido sostenerse entre todos. A pesar de esto, la entrega de Isabel ha llegado tal nivel, que también le trajo consecuencias físicas, pues antes del ACV del 2019 de Manuel, le habían diagnosticado espondilosis. Esta es una atrofia en la columna producto del desplazamiento de una vértebra, la última antes del coxis. El tema está en que:


- (….) cuando él se enfermó yo decidí no hacer nada. Decidí dedicarme solamente a cuidarlo y dos años después, hace unos meses atrás fui a control porque ya me sentía muy, muy mal. Mis piernas se me duermen. Siento mucho dolor en las piernas, caderas, un cansancio enorme en la cola. Y dije voy a ir a verme cómo estoy y estoy mal, en este momento tratando de hacer una full dieta porque tengo operarme urgente, porque yo no debía hacer fuerza y las hice. Yo no debía agacharme mucho y lo hice, para poder vestirlo. Ha sido complicado. Me ha causado bastantes problemas, pero no tengo otra opción.


"Él ahora sale solo al patio, uno chiquitito que tenemos adelante con su pie trata de manejar la silla, se afirma bien. El otro día tenía el calefón malo, se acercó con la silla y se paró", Isabel Álvarez.

El esfuerzo, de todas formas ha dado resultados no solo en términos físicos sino emocionales, por ahora Manuel puede expresarse mejor: "Nosotros nos damos cuenta cuando a él le pasa algo. Él si tiene que llorar, llora. Ya a esta altura él intenta comunicarse lo mejor posible (...)".


Además, ahora Manuel puede ir al baño solo. Lo que ocurre es que en ocasiones las personas que han visto su movilidad reducida necesitan de elementos técnicos y de adaptaciones en espacios, como escaleras o entradas a recintos. En este caso se tuvieron que realizar modificaciones a esta habitación de la casa para que Manuel pudiera acceder sin problemas. Isabel detalla que:

- Tuvimos que adaptar el baño completo, porque nosotros teníamos un baño que si bien no era chico, estaba todo muy junto y para poder entrarlo costaba. Y bueno al lado yo tenía una pieza que era como un lavadero. Y tuvimos que adaptar todo el baño, abrir la pared para poder poner el baño más espacioso. Sacar la tina, por ejemplo, poner barras, eso tuvimos que hacer para que pudiera entrar la silla sin problemas para el baño y para la ducha.


UNA TERAPIA INTEGRAL


No es solo Isabel o Manuel, es toda una familia la que se ve beneficiada, la que recibe un sostén, un apoyo o una ayuda: "Yo si tengo algo que decir es como: yo le debo el 80% de la recuperación digamos de lo que ha logrado mi marido, lo ha logrado por el apoyo de ellos (IRV), por su atención", dice ella.


En este camino surgió el IRV y una persona que ha sido fundamental para Isabel: Felipe Arancibia, quien es coordinador del Área de Rehabilitación Comunitaria. Ella lo define así:

- Un día mi esposo sufrió una crisis y yo lo llamo para que no viniera, porque mi marido estaba muy mal y él vino igual. Vino a verlo, a estar con él, a conversar con él. Él me ayudó a sacar el carnet de discapacidad. Yo con él he tenido todo, todo el apoyo. Incluso ahora cuando le dio la parálisis facial que no puede venir Felipe. Pero la niña que lo está atendiendo ahora es maravillosa también.


Se trata de una rehabilitación tanto física como emocional, una que se inicia desde el día en que el/la terapeuta entra a la casa del usuario IRV. Esta lo que trae son grandes beneficios para la persona involucrada y al ambiente donde esta se desenvuelve. En este sentido, Manuel ha logrado salir adelante en varias tareas, como comer solo o ducharse con ayudas puntuales de Isabel, a quien le dijeron al salir del hospital que su esposo no iba a poder hacer ninguna de estas actividades de manera independiente.


- Ayer por ejemplo fue uno de sus días más productivos. Él ahora sale solo al patio, uno chiquitito que tenemos adelante con su pie trata de manejar la silla, se afirma bien. El otro día tenía el calefón malo, se acercó con la silla y se paró. No apoya mucho la pierna que tiene malita, pero yo creo que es por un cuento de temor. Yo lo levanto todos los días y que él vaya al baño, no va solo. Lo ayudamos, pero él hace solo las cosas. Avisa cuando está listo. A mí me dijeron que esas cosas él no las iba a poder hacer, nada de eso.


Es a raíz de esta nueva esperanza, que ha ido generando cambios positivos en su vida, por la cual recomienda el servicio del IRV. Isabel emite una breve risa cuando le preguntamos si le parece buena idea comentar de este servicio a otras personas, porque:


- Perdí la cuenta a cuenta gente he recomendado, perdí la cuenta la verdad. Porque a cuanta gente he podido recomendarlo, lo he hecho, porque es muy buena la atención. Y que vengan a la casa. Hasta una sonrisa para uno que tiene una persona en las condiciones que yo tengo a mi marido, una conversación, un buenos días cómo está, es impagable. Lo he recomendado todo lo que he podido y obviamente los voy a seguir recomendado todo lo que pueda. Si la gente tiene la posibilidad y la necesidad de atenderse con ustedes como ONG que lo hagan porque es maravilloso, porque no solo tratan la parte física, sino que son capaces de tratarle el corazón y el alma a uno.

 

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