Se ha visto que algunas personas con problemas auditivos recurren a la compra de amplificadores de sonidos comerciales para mejorar su audición, ya que éstos son de bajo costo y fácil acceso. Y aunque a simple vista pueden ser similares a los audífonos sanitarios, hay que considerar que existen grandes diferencias entre un amplificador de sonidos y un audífono.
Tanto los amplificadores auditivos como los audífonos sanitarios pueden aumentar la percepción de los sonidos. Sin embargo, los amplificadores incrementan la percepción de todos los sonidos, incluso produciendo incomodidad, ya que va a escuchar sonidos que no desea, como el sonido de los utensilios de cocina y el tráfico de automóviles, lo que puede terminar dañando aún más su audición. En cambio, un audífono sanitario utiliza tecnología digital y filtros de sonidos que permiten amplificar selectivamente los sonidos que necesita escuchar, mientras reduce el ruido de fondo.
Estas características, pueden marcar una gran diferencia, por ejemplo, cuando quiera escuchar una conversación en un restaurante ruidoso donde amplificar todos los sonidos por igual haría prácticamente imposible seguir una conversación.
Otra diferencia importante, es que el uso de audífonos requiere la evaluación de la audición rigurosamente, una prescripción de médico especialista, adaptación correcta del audífono sanitario a su pérdida auditiva y también un seguimiento continuo por parte de un fonoaudiólogo para lograr con éxito el ajuste del dispositivo a las necesidades auditivas de cada paciente.
Por estas razones, recomendamos evitar el uso de amplificadores auditivos y si usted siente que tiene dificultades para escuchar, solicite hora para un chequeo auditivo con un fonoaudiólogo especialista en audición en nuestro centro auditivo IRV, con el fin de identificar el estado de su salud auditiva y las respectivas orientaciones en base a sus necesidades.