María Rojas tras asistir a terapia auditiva: "Puedo escuchar a mis nietos"
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María Rojas tras asistir a terapia auditiva: "Puedo escuchar a mis nietos"

María Rojas Puch (73) es actualmente jubilada. La mayor parte de su vida laboral la dedicó a desempeñarse como Profesora en Educación Básica en matemáticas. Tras una vida de trabajo, hoy vive en la comuna de Puente Alto, región Metropolitana, donde comparte su hogar con familia, sobre todo sus nietas, a quienes va a dejar y a buscar al colegio.


Su dedicación a la docencia hizo que se acostumbrara a hablar a un volumen alto; todos y todas en una sala con 40 alumnos aproximadamente tienen que enterarse del contenido que se está tratando. Sin embargo, cuando llegaba a su casa, ella continuaba expresándose fuerte y su familia le reclamaba que bajara el tono. Rojas nunca pensó que se trataba de un problema de audición, sino de un mal hábito. Hasta que una de sus hijas le insistió para que se realizara una audiometría.

- Periodista (P): ¿Cuándo hacía clases ya tenía problemas para escuchar?


- María Rojas (M): Ya me pasaba que no escuchaba muy bien. En específico cuando no me hablaban de frente o hacia al lado, ahí tenía dificultad para escuchar. Tenía que pedir que me repitieran las cosas. En la casa también. Eso se acentuó con los años. Después de que me jubilé yo sentía la necesidad.


El problema era que en reuniones sociales o en su casa no podía escuchar bien, instancias que empezaron a cambiar su opinión: ya no se trataba de una afectación debido a sus labores como docente, sino a una dificultad en su sentido de la audición. Su sospecha cambió de rumbo y se confirmó cuando notó que sus hermanas también padecían de hipoacusia o de pérdida auditiva. De hecho, ella misma es quien señala que tiene una hermana menor a quien no le afecta, pero que todos sus hermanas mayores sí la sufren.


"Yo sentía que estaban hablando muy bajo, pero no atribuía el problema a mí persona, sino que la otra persona no modulaba o no hablaba bien. Uno culpando al resto. También yo suelo decir a las otras personas que modulen. Cuando uno hace clases uno modula, habla fuerte, en público, yo pensé que podía haberme afectado la audición el estar constantemente en ese ejercicio. Yo hablo fuerte para que me escuchen todos, y aquí en la casa me corregían que por qué hablaba tan fuerte. Era costumbre. Yo lo atribuí a eso, nunca a que era porque yo no escuchaba", comenta doña María.


Para fortuna de doña María, su hija finalmente consiguió llevarla a una audiometría y tiempo después a un centro especializado, donde se determinó su diagnóstico: Hipoacusia sensorioneural bilateral moderada, en palabras simples, pérdida de audición en ambos oídos.



UN PUNTO DE INFLEXIÓN


"Yo empecé a detectar que personas adultas no participaban en conversaciones en la mesa, parientes, y era porque no escuchaban, entonces yo me dije: ´No, yo no puedo estar así, sin participar en nada porque no escucho´, expresa Rojas. Esto fue un punto de motivación para ella y ayudó a que asumiera su condición de salud. Doña María nos da su reflexión respecto a esto:


- Yo uso mis audífonos regularmente y uno asume; lo que tiene hay que asumirlo, porque no tengo que demostrarle a nadie que yo escucho bien porque no es así. Pienso que hay que asumir las cosas, incluso yo ando con mis audífonos ahora. Me costaba escuchar por el lado izquierdo, que es donde se manejan más los niños, donde vamos en el vehículo también. Opté por ponerme los dos audífonos, antes solo tenía en el izquierdo.


Hace 4 años doña María comenzó a atenderse en otros centros de salud, donde pudo obtener el audífono que mencionaba. Después de un tiempo, su cuñada le recomendó el IRV, institución que ya había atendido a un familiar. Rojas había encontrado soluciones, pero excedían los costos económicos que manejaba, por lo que el IRV llegó como anillo al dedo:


- Entonces cuando vi esta segunda posibilidad de comprarme audífonos a menor costo, porque en realidad yo encuentro que son igual de buenos, opté por hacerme el segundo audífono y se me había perdido mi primer audífono.


Esta pérdida, según cuenta, ocurrió porque se enredó entre varios objetos de salud que debe utilizar: mascarilla, lentes de sol y audífonos para sordera, este último le costó 350 mil pesos, recuerda ella.



UNA NUEVA RUTINA


Para María, la necesidad de volver a escuchar seguía latente y el IRV fue de gran ayuda para que ella volviera a estar completamente funcional. Cuando le consultamos qué tanto había colaborado el centro auditivo del IRV Providencia, ella expresa:


- Mucho, claro que sí. Eternamente agradecida y a la persona que me dio el dato y yo se lo estoy pasando a mis hermanas, una que vive en Antofagasta, que viene a Santiago al médico por cáncer y me dice que yo le indique todo lo que hay que hacer, porque se pasa comprando audífonos. Porque estamos en la mesa y ella no escucha.


Su proceso de adaptación no fue engorroso porque ella ya tenía experiencia utilizando audífonos, por lo que bastó una breve explicación por parte de la fonoaudióloga IRV respecto al volumen y la mantención para que comenzara a experimentar los beneficios de volver a escuchar.


- P: ¿Cuáles han sido los frutos de volver a contar con una correcta audición?

- M: Que puedo escuchar a mis nietos, que voy a dejarlos a buscarlos a la escuela. Yo no los escuchaba cuando ellos me hablaban por el lado izquierdo, entonces tenía que darme toda la vuelta hacia el lado derecho. En la relación con la familia igual. Muy bueno. Participo de un curso online que también me favorece el escuchar.


Con todo, María dice estar más que satisfecha con los servicios de los centros auditivos IRV, pues son de calidad y de un mayor provecho económico:

- Sí, recomiendo en un 100%. Son muy buenos y económicamente mejor todavía. Si lo hubiese conocido antes, hubiese acudido ahí antes del otro lugar donde se me perdió. Esto de las mascarillas lo hace difícil. Ando con un cordón de lentes amarrado los dos. Uno se ayuda mucho mirando los labios de la otra persona cuando está conversado, eso también influye. Muy buena la ONG, los felicito. Gran servicio.

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