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Tomás Alcaíno

Milton Gutiérrez y su eficaz tratamiento en los Centros Auditivos del IRV

"Lentamente, me empecé a dar cuenta de a poco que no escuchaba bien". Así recuerda Milton Gutiérrez Fuentes (68) que comenzó su pérdida de audición. ¿Su diagnóstico? Hipoacusia Severa Bilateral. Todo partió hace unos 4 años atrás; de una manera progresiva pero constante su capacidad para escuchar se disminuía


Tuvieron que pasar entre 2 a 3 años para que Gutiérrez, vecino de Viña del Mar acudiera al IRV en Valparaíso para hallar una solución a su problema. Y es que la situación se tornaba un poco difícil tanto en casa como en circunstancias públicas, porque había que conversarle a un alto volumen de voz.


"Personalmente, me fui dando cuenta que fui perdiendo la audición y ahí acudí al instituto en Valparaíso (...) me hablaba mi familia y no escuchaba. Me tenían que hablar fuerte, en la casa más que nada", cuenta Milton, quien agrega que su familia le dio todo el apoyo necesario y lo incentivaron a buscar un audífono para sordera.

De hecho, su hija fue un soporte fundamental para asistir a realizar trámites, por ejemplo, bancarios: "A veces, cuando tenía que ir a algún trámite me tenía que acompañar mi hija, para que ella me orientara, como ella escuchaba mejor", señala Gutiérrez.

Milton, tras una vida de trabajo, es ahora pensionado, y como la pérdida de audición comenzó después del cese de sus ocupaciones laborales formales, no tuvo implicancias como tal en ese ámbito. También, según indica, tuvo consecuencias emocionales, como en algunas ocasiones sucede cuando la hipoacusia es severa y sostenida en el tiempo, causando dificultades de convivencia o de comunicación. Por ejemplo, al ser consultado si sintió frustración, aseguró que no, que: "no tuve nada de eso, solo que no escuchaba a veces, pero ningún otro problema".


Él único problema era su audición y para eso llegaron los Centros Auditivos del IRV. Milton acudió a la casa matriz ubicada en la ciudad de Valparaíso, donde manifiesta haber recibido un servicio de primera calidad, devolviéndole una capacidad que había visto reducida: su autonomía:


- ¿Usted siente que el IRV le entregó un buen servicio?

- Sí, muy buena ayuda. Porque ahora puedo hacer los trámites solo (...) Fui allá, me tomaron el tema de la audiometría (gratis) y después me ofrecieron audífonos, los compré y estaba yendo a control mensualmente y cada vez me sentía mejor.


Según nos relata, este ha sido su principal beneficio, el que ha transformado su rutina, mejorando su calidad de vida en términos de adquirir independencia. Con todo, Milton reconoce que ha recomendado el servicio mediante conversaciones con amigos y conocidos, en las que ha mencionado, por ejemplo, la audiometría, el chequeo gratuito IRV y los audífonos.


 



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