Durante varios años se ha ido observando que la población de adultos mayores en el mundo va en ascenso. Según estadísticas del Censo del año 2017 se señala que en Chile más del 16% de la población es adulta mayor (más de 2 millones 800 mil personas) y que dicha cifra solo corresponde a personas que superan los 80 años.
Es por lo anterior, que cada vez nos estamos convirtiendo en un mundo más longevo. Esta situación ha sido uno de los factores esenciales que ha empujado a las autoridades de cada país, mediante los organismos correspondientes, a que busquen hacerse cargo y comprender la relevancia del envejecimiento exitoso de la población.
Brigeiro (2005) define como envejecimiento exitoso cuando este proceso natural se da sin dolor o con un mínimo de sufrimiento. Este autor destaca que el ser humano atraviesa diferentes etapas a lo largo de la vida, siendo uno de estos estadios la vejez, donde comenzamos a experimentar procesos y cambios fisiológicos que forman parte natural de nuestro ciclo. Algunos de estos tienen relación con la esfera orgánica pero también la mental. Dichas transformaciones, que son totalmente normales, con el paso de los años predisponen a una serie de eventos fisiopatológicos que pueden llevar al adulto mayor a presentar variadas enfermedades.
Dentro del componente mental de esta etapa, se encuentra el envejecimiento cognitivo, definido como el cambio negativo de los procesos cognitivos y que se puede observar en la memoria, toma de decisiones, aprendizaje, planificaciones de situaciones en la vida diaria, atención, entre otras. Este deterioro puede ser muy significativo porque puede llegar a intervenir en la funcionalidad y en la independencia de la vida diaria.
Para que los cambios a nivel cognitivo no lleguen con tanta fuerza y se instalen en la vida del adulto provocando un tipo de demencia o deterioro cognitivo, se aconseja potenciar estas habilidades mediante la estimulación de los procesos mentales. En este sentido, Villalba y Espert (2014) mencionan que la estimulación cognitiva se define como la terapia para “restaurar habilidades cognitivas, ralentizar la progresión del deterioro y estabilizar el estado funcional de la persona”.
Sumado a lo anterior, Jara (2007) menciona que el propósito de la estimulación cognitiva es: "Alcanzar una mejoría a nivel emocional, ya que se entrena a las personas a reutilizar habilidades instauradas, (tanto mentales como sociales), ya olvidadas y a ejercitar la utilización de recursos externos, manteniendo durante más tiempo las habilidades conservadas y retrasando su pérdida definitiva".
Además, este autor menciona que el ser humano es integral y que requiere siempre de estimulación para aumentar sus potencialidades para con ello disminuir las deficiencias que en ese momento se están presentando. Así, los adultos mayores necesitan de estimulación que permita incrementar sus habilidades y no permitir el avance de algún déficit ya sea cognitivo, físico u otro que esté presentando.
Como se señaló anteriormente, la estimulación cognitiva es una fuente importante y enriquecedora para el ser humano porque ayuda a potencializar las habilidades que están en peligro de deterioro o ya mermadas, e incrementar las habilidades conservadas. Ahora bien, este logro en parte es gracias a la ayuda que tiene la plasticidad neural en el ser humano, que nos brinda la oportunidad de contrarrestar las consecuencias negativas del deterioro poniendo en marcha la capacidad del cerebro de compensar y adaptarse a lo nuevo.
Si bien los ejercicios de estimulación cognitiva ayudan a nuestro cerebro, estos deben ir acompañados de otras actividades para poder tener verdaderamente un envejecimiento exitoso, activo y saludable. A continuación, se darán 6 recomendaciones para poder llegar a un envejecimiento saludable, exitoso y dichoso.
1. Realizar ejercicios: se recomienda realizar ejercicios todos los días, puede ser caminar o realizar alguna actividad física acorde a la salud y a la edad. Pero es muy importante llevar una rutina y dinámica para permanecer activos.
2. Alimentación adecuada: llevar una alimentación sana y equilibrada para que el aporte de los nutrientes sea el que verdaderamente se necesita.
3. Permanecer en contacto con la naturaleza: se ha evidenciado que este contacto trae beneficios a nuestro organismo especialmente cuando hay buen clima, por ejemplo, colaborando en la generación de Vitamina D.
4. Ser riguroso con las indicaciones y controles médicos: Es importante llevar controles médicos al día, preocuparse de los medicamentos que se deben consumir a diario. Además, se recomienda evitar el consumo de alcohol y tabaco.
5. Mantener buena red social y familiar: las relaciones interpersonales son fundamentales para un envejecimiento activo y beneficioso. Se recomienda mantener la comunicación tanto con la familia como con los amigos, vecinos, etc. Brinda un bienestar a nivel personal y reduce significativamente el aislamiento y declives emocionales en el adulto mayor.
6. Desarrollar una ocupación: Participar en actividades, inscribirse a talleres de su interés, desarrollar tareas en la casa: cualquier ocupación es beneficiosa para un envejecimiento exitoso.
En conclusión, cada año la perspectiva de vida va aumentando y con ello la prevalencia del envejecimiento poblacional. Para que el envejecimiento sea exitoso se recomienda aumentar el grado de estimulación en el adulto en varios ámbitos, como a nivel psicológico, emocional cognitivo, social y físico. El conjunto de toda esta estimulación permitirá que la persona enlentezca el proceso de declive en las diversas facultades y que aumente la autonomía personal o independencia en su vida diaria por un periodo más prolongado.
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